jueves, 3 de marzo de 2016

IV Subida al Camorro

Por fin llegó el día, domingo 28 de febrero, la temporada de Carreras de Montaña en Extremadura daba el pistoletazo de salida con la IV Subida al Camorro. Más de uno teníamos marcada en rojo en el calendario esta fecha. Era la primera vez que hacía esta carrera, y a pesar de la dureza de la misma, la afrontaba con relativo optimismo, pues los últimos entrenamientos habían sido bastante buenos y me transmitían buenas sensaciones. Además de la parte física, la parte anímica también juega un papel crucial, y esta estaba por las nubes, me había levantado igual de contento que me había acostado tras la victoria del Atleti en el derbi madrileño.
Perfil de la IV Subida al Camorro
Así que rodeado de buenas sensaciones llego a Castañar de Ibor a las 8:50 de la mañana, recojo el dorsal (este año federado) y me voy a tomar un café, pues la temperatura es de 1ºC y ya habría tiempo de pasar frío. A través de la cristalera del bar se puede ver la imponente figura del Camorro, y somos varios corredores los que nos sorprendemos mirando a través de dicha cristalera como implorando clemencia. Un corredor local nos avisa de la peligrosidad de la subida y, sobre todo, de la bajada, pues había zonas con hielo, ya que durante las horas anteriores había nevado por encima de los 600 m. Tras los saludos pertinentes y el habitual control de dorsales, la salida se produce a las 10:00 horas, tal y como estaba previsto; por la megafonía anuncian que somos 170 los que nos disponemos a completar los 20 kilómetros y 700 metros de esta dura carrera de montaña.
Salida
Me tomo la salida con la prudencia y tranquilidad habituales, ubicado en la parte media de un pelotón que antes de abandonar las calles de Castañar de Ibor ya va bastante estirado.
Tras un descenso de un kilómetro por una pista de cemento, la carrera discurre por caminos de tierra en un continuo sube y baja hasta que cruzamos por segunda vez la carretera EX-118; a partir de ahí, continua subida hasta el primer avituallamiento (km. 4,700), y una vez superado este, afrontamos la subida al Camorro propiamente dicha, a través del cortafuego de la Linde, una subida que exige una condición física muy buena y durante la cuál pueden verse estampas típicas de carreras de montaña de primer nivel, con corredores acortando la zancada y el cuerpo formando un ángulo de noventa grados. Justo antes de coronar los 1142 metros de altitud del Camorro me paro, me giro a la derecha, y la vista es espectacular: El valle del río Ibor y el pico Villuercas totalmente cubierto de nieve, un regalo para mis ojos, en breve volveré a la zona, pues bien merece una visita más sosegada y sin tanta exigencia física. A esa altitud el frío es más intenso, calculo que la temperatura debe estar aún bajo cero, así que me cubro boca y nariz con la bandana y me dispongo a iniciar el descenso.
Primeros metros. Foto: Tony Hurtado
Durante la subida al Camorro había ganado varias posiciones, y eso que los ascensos no son mi punto fuerte, es algo que debo mejorar y mucho, así que soy optimista al inicio del descenso, pero siempre con un extra de precaución. La bajada se realiza a través del cortafuego de las Hontanillas, y es realmente complicada, mucha piedra suelta, mojada, y el riesgo de caída era elevado, así que debía primar la seguridad. Aún así, logro adelantar a un par de corredores que me precedían y, una vez superada la zona más técnica y peligrosa, afronto una zona de senderos bastante "corribles" y que me permitieron ganar varias posiciones más. Hasta ahí la carrera había estado totalmente controlada y todo marchaba de forma inmejorable, pero a partir de ese momento, todo iba a cambiar. Una caída de lo más tonta en una zona llana sin ninguna dificultad iba a dar al traste con todo. Caigo sobre el lado izquierdo del cuerpo haciéndome bastante daño en la pierna y, sobre todo, en el hombro. Una vez superado el susto inicial vuelvo a las zancadas, pero el dolor es bastante molesto y me temo que pueda tener consecuencias importantes.
El Camorro y Castañar a sus pies
 Llego al segundo avituallamiento, en el km. 9,300 y me paro a sopesar la posibilidad de abandonar, pues el dolor es cada vez más fuerte y molesto. Aparece Mª José Hernández, de la ADS Extremadua Natural, acompañada de dos corredores, y me animan a seguir, así que decido probar y los cuatro iniciamos un precioso descenso a través del sendero que discurre por la Garganta de Calabazas, una de las zonas más bonitas de las muchas que nos estaba ofreciendo la carrera. Uno de los compañeros se queda descolgado a las primeras de cambio, y el cuarteto pasa a ser un trío, ahora soy yo quien cierra el grupo, y a pesar de que el ritmo de carrera no era muy exigente, mis molestias persisten y bajo el ritmo afrontando los siguientes kilómetros en solitario. En esas llego al km.13,500, tercer avituallamiento, paro y decido entregar el dorsal, pues no voy a poder terminar, el dolor en la pierna se incrementa y el brazo izquierdo tengo que llevarlo pegado al cuerpo pues no puedo moverlo, lo cuál es un problema serio, sobre todo en las bajadas.
Inicio del ascenso. Foto: Tony Hurtado
Ahí aparece el que durante los siguientes kilómetros sería mi "ángel de la guarda", Antonio Cruz, del Club Atletismo Montijo Trail, que me anima a seguir aunque sea andando y me acompaña durante más de tres kilómetros con ánimos y conversación que hacen que me olvide por momentos de mis molestias. Así, afrontamos la última gran subida del día, una trocha de 150 metros practicamente verticales y el cortafuegos que nos llevaría hasta el Collado de los Piloncillos. Le digo a Antonio que siga sin mí, que no quiero seguir siendo un lastre, pues sabía que esa subida iba a ser una tortura para mí, así que a regañadientes se resigna y me hace caso. Ahí paso los peores momentos de la carrera, pierdo varias posiciones durante el ascenso, pues apenas puedo andar, pero estoy convencido de que si logro coronar y llegar al siguiente avituallamiento, terminaré la carrera. Con mucho sufrimiento logro llegar al cuarto puesto de avituallamiento, km 17,200, tomo un vaso de bebida isotónica, cojo gominolas y estoy dos o tres minutos descansando.
Un privilegio correr en ciertos lugares
A partir de ahí, una bajada sin ninguna dificultad técnica que me permite volver a trotar y que me llevaría al Castillejo, donde hay varios voluntarios que me animan y me dicen que me queda un kilómetro, esto ya está hecho, ha costado, ha costado mucho, ha costado horrores, pero al menos me queda la satisfacción de poder cruzar la meta, cosa que hago junto a un corredor del Villanueva corre...y mucho, al que había encontrado totalmente acalambrado ya en las calles de Castañar, con el crono marcando 3 horas y 6 minutos. Nos saludamos, nos damos la enhorabuena por lograr terminar y bajamos el telón. Seguro que nos volveremos a ver en mejores circunstancias. Ha sido una carrera durísima, y aún más por mis circunstancias particulares, pero a base de coraje y corazón, como buen atlético, otra línea de meta cruzada, otra prueba superada. 

Por último, solo me queda decir que se trata de una carrera espectacular y que te permite disfrutar de unos rincones preciosos del Geoparque Villuercas Ibores Jara. Muy bien señalizada, con una gran labor por parte de los voluntarios, y los habitantes de Castañar muy animosos con los corredores. Ha sido una bonita aunque accidentada manera de comenzar la Liga Extremeña de Carreras de Montaña, pero bueno, seguro que vendrán mejores momentos a lo largo de la temporada. Gracias al amigo Antonio Cruz del Club Atletismo Montijo Trail, porque tiene mucha parte de culpa de que lograse cruzar la meta.

Nos vemos corriendo.

6 comentarios:

  1. Me alegro que te haya gustado la carrera y hayas disfrutado.

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    1. Gracias David. La carrera me encantó, pero en la próxima ocasión espero disfrutar más.

      Un saludo.

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    2. Eso me paso a mi el año pasado que no pude disfrutar y este año si he podido disfrutar aunque sigo perdiendo mucho tiempo en las subidas andado.

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  2. A mí me pasa igual, las posiciones que gano bajando las pierdo subiendo.

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  3. Hola manu!! Me gusta leer tus notas sobre las carreras. Una pena no haber estado a ver si pra la próxima aunque sea en la distancia ejjeje la disfruto.
    Espero que sea leve la recuperación.

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    1. Hola Ari!!! Que alegría leerte. No sabes de la que te libraste, jajaja...pero a pesar de la dureza, mereció la pena. Nos vemos en la próxima.
      Un abrazo.

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