lunes, 10 de marzo de 2014

VIII Media Maratón Mérida Patrimonio de la Humanidad. Crónica de un éxito anunciado.

No, no la terminé por debajo de 1:20, que más quisiera yo...cuando hablo de éxito me refiero a otra cosa: Organización impecable, recorrido espectacular, participación masiva, animación excelente, bolsa del corredor sobresaliente, dorsales personalizados...me faltan adjetivos en mi vocabulario para poder plasmarlo aquí como se merece, pues se trata de una carrera con mayúsculas que, año tras año y por méritos propios, se ha ido consolidando como una cita obligada en el calendario del atletismo regional. ¿Qué le faltaba a esta prueba para ser perfecta? Pues solamente un par de cosas: Que la lluvia no acudiese esta vez a la cita y que el color blanquinegro estuviese más presente que en las últimas ediciones; y ambas cosas ocurrieron ayer. Un día espectacular, soleado, y un buen grupo de espartan@s blanquinegr@s dispuestos a invadir las calles de la capital de Lusitania. Eso para empezar el día; para acabarlo, una post-carrera memorable (gran comida incluida) con l@s compañer@s del club que hizo que el día fuese sencillamente extraordinario. Vamos a la carrera. Como ya comenté en la anterior entrada, no tenía ningún objetivo de tiempo, iba a Mérida a disfrutar de y con mis compañer@s antes, durante y después de la carrera, y vaya si lo hice. Ya en la salida se respira ambiente de gran prueba, muchos atletas, muchos acompañantes, y el gran Urbano García animando al personal a través de la megafonía.
Pistoletazo de salida. Fotografía: hoy.es
A las 11:00 h. se da la salida y comienza el espectáculo. Salgo bastante atrás y con mucha cautela, ya que en esos momentos lo importante es evitar tropezones y posibles caídas. A partir de ahí comienzo a ganar posiciones y al final del Puente de Lusitania veo varias camisetas blanquinegras que llevan un ritmo que considero bueno para mí, son Manu Cantillo, Patri y Aurelio, el nuevo compañero que debutaba ayer. Me comenta Patri que van a por 1:40 así que decido ubicarme con ellos y, uno tras otro, empiezan a caer los kilómetros. Tras un primer paso por el Puente romano en el que la carrera aún va bastante embotellada, poco a poco empiezan los primeros cortes  y aclarados y cuando atravesamos el Puente Fernández Casado en torno al km.4 ya vamos cómodos y rodando a un buen ritmo. La entrada en el circo romano es sublime, con figurantes caracterizados como centuriones que le dan un toque aún más solemne a ese escenario, y un silencio que impone respeto.
Paso por el Circo Romano. Fotografía: hoy.es
Justo después de pasar delante del "hornito" de la Mártir Santa Eulalia y adentrarnos en la calle Marquesa de Pinares damos alcance a nuestro compañero Yimmy y el cuarteto blanquinegro se convierte en quinteto. A continuación disfrutamos del privilegio de correr bajo el Acueducto de los Milagros y, casi sin darnos cuenta, nos plantamos en el km. 10 de carrera en poco más de 47 minutos, aminoramos el ritmo para ingerir geles y agua y vuelta al ritmo. La sincronización es perfecta, sobre todo entre Manu, Patri y yo, que nos vamos dando relevos cada cierto tiempo, mientras que Aurelio se mantiene tres o cuatro metros por detrás y Yimmy comienza a "hacer la goma". Atravesamos la Avenida José Fernández López y empezamos a escuchar gritos de ánimo, allí está nuestro fondo sur, nuestro "frente atlético" particular: Alicia, Ana, Rosa, Fran, y los peques Gonzalo y Sergio, y un poco más adelante veo a Juanjo que acaba de unirse al grupo.
Paso por el Acueducto de los Milagros. 
Fotografía: Atletismoex.com
Giro a la derecha para cruzar de nuevo el Guadiana a través del Puente de Lusitania y ahí me pongo en cabeza del grupo y empiezo a tirar durante un buen rato sin mirar atrás. Afronto la cuesta en dirección al Centro territorial de TVE y sigo a buen ritmo para dejarme llevar por la siguiente bajada que nos llevará de nuevo a cruzar el río, esta vez a través del Puente Romano.
Al final del Puente Romano la imagen es de las que permanecen para el recuerdo: Gran cantidad de espectadores estrechando el paso mientras van jaleando a los corredores, la estampa me recuerda los finales de las etapas de montaña del Tour de Francia.
Trabajo en equipo. Fotografía: atletismoextremadura.es
Hace tiempo que no miro atrás, me giro y veo que he descolgado a los compañeros, alcanzo a un atleta del Maratón Cáceres y juntos vamos a por la temida cuesta de la Avenida Lusitania; desconozco el desnivel de esa calle, pero en ese momento tengo la sensación de que estoy subiendo el Tourmalet y, por primera vez en toda la carrera, siento que las fuerzas empiezan a flaquear. Al final de la cuesta, justo antes de llegar al Hotel Velada escucho que alguien se aproxima por detrás y me pregunta que cómo voy: "Bien", respondo, por decir algo, se trata de Patri, que ya viene solo, pues Manu Cantillo también ha sucumbido a la citada cuesta. Así que juntos afrontamos la parte más fácil del recorrido: entrada vertiginosa en el teatro y a enfilar los dos últimos kilómetros de carrera. Patri va realmente bien, va a terminar fuerte, así que cuando se gira le digo que tire, que voy justo. La carrera toca a su fin, últimos metros, veo la Concatedral de Santa María y entro en la Plaza de España para poner el broche final a una carrera espectacular en todos los aspectos. Las piernas me dicen que están cansadas, el crono me dice 1:41:24 y Mérida me pide que el año que viene volvamos a vernos. Tempus regit actus. 


3 comentarios:

  1. Que pedazo de crónica te has marcado tío. Enhorabuena por la carrera y me alegro de haber compartido contigo este día

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  2. El placer ha sido mío. Cuando pasas tantas horas rodeado de un grupo de gente y el tiempo pasa así de rápido solo significa una cosa: No podrías haber estado mejor acompañado. Ayer tuve esa sensación antes, durante y después de la carrera.

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  3. Me encanta la crónica.ponen los pelos de puntas. Que buenos escritores tenemos.

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