miércoles, 7 de junio de 2017

III Mini Pencona. Aldeanueva de la Vera

Como viene siendo habitual cada final de mayo o principios de junio, Aldeanueva de la Vera se convierte por un fin de semana en el foco de atención en lo que a carreras de montaña en Extremadura se refiere. Cómo también viene siendo habitual, y debido a la distancia que separa Badajoz de la comarca de La Vera, este año volvimos a optar por viajar el sábado por la tarde y pasar la noche en Losar de la Vera, pues en Aldeanueva fue imposible encontrar alojamiento.
Recorrido y perfil de la carrera
Este año afrontaba mi tercera participación en la prueba corta, pues por unas circunstancias o por otras, tampoco en esta ocasión llegaba en un estado de forma que me permitiera afrontar la prueba de 29 kilómetros, reto que se me sigue resistiendo pero que confío en afrontar algún año. Tras la habitual liturgia de saludos, reencuentros y fotos que se repite antes de cada carrera, poco después de las diez de la mañana tiene lugar la salida de la prueba corta, la "Mini Pencona". Ya durante el calentamiento, la sensación de calor y humedad era notable, y cuando doy las primeras zancadas ya voy empapado y arrepentido de no correr con mochila de hidratación, que se quedó en el maletero del coche. Tras unas decenas de metros de callejeo por Aldeanueva, el recorrido enseguida pica hacia arriba y cuando llegamos al camino de Los Cosos ya vamos en fila de uno y se ven los primeros corredores que optan por andar en lugar de correr. En esta ocasión, y contrariamente a mi costumbre, salí bastante fuerte, y me ubiqué en la parte delantera del grupo, pues una vez que abandonamos el casco urbano de Aldeanueva, resulta muy complicado ganar posiciones. Con apenas dos kilómetros recorridos la sensación de bochorno es insoportable para mí, y solo de pensar que faltan aún tres kilómetros para el primer avituallamiento empiezo a estresarme y a ser consciente de que la carrera se me va a hacer más dura de lo que pensaba. En ningún momento encuentro un ritmo cómodo, noto las piernas más pesadas de lo habitual, la boca completamente seca y la camiseta es una segunda piel totalmente empapada.

Por fin llega el ansiado momento y veo el cartelón que indica el inicio de la zona de avituallamiento, así que me paro, intento acompasar la respiración y bebo una cantidad razonable de agua, mucha menos de la que me apetecía en cualquier caso y me tomo un gel, pues voy realmente vacío. Me sienta bien la parada, y a partir de ese momento empiezo a disfrutar por primera vez en lo que va de carrera, y el sendero que rodea el charcón de agua que sirve de abastecimiento a Aldeanueva permite correr a buen ritmo. Tras un rato corriendo en solitario, durante la primera bajada con cierta dificultad técnica, alcanzo a Montse, del Tomate Running de Miajadas, y juntos hacemos varios kilómetros. Hasta ese momento, mi gran preocupación había sido el calor, pero el paso por los avituallamientos y el hecho de que apareciesen algunas nubes habían atenuado algo este hecho.
Tras la parada en el tercer y último avituallamiento empiezo a notar molestias en los dedos de los pies, algo extraño, pues las zapatillas no eran nuevas, los calcetines tampoco, y ambas prendas ya me habían acompañado durante varias carreras. Poco a poco el dolor se va haciendo más intenso, y cada zancada es un auténtico suplicio, cada vez que los dedos golpean la parte superior de la zapatilla tengo que encoger el pie de manera inconsciente. Afrontar la bajada por el Camino de las Culatas en ese estado iba a resultar particularmente tortuoso, así que me mentalizo para asumir que la parte de la carrera en la que más había disfrutado durante las ediciones anteriores y en la que más tiempo había recuperado, en esta ocasión iba a resultar la más dura.
Tocaba tirar de paciencia, frenarme para lograr que el impacto del pie contra las piedras fuese más suave y así lograr atenuar el dolor, yendo más pendiente de ceder el paso a los corredores que me iban adelantando que de ganar posiciones. A falta de unos trescientos metros para llegar al Puente de San Gregorio ya no aguanto más, me echo a un lado del sendero, me tiro al suelo y me quito las zapatillas, notando un descanso imposible de describir en estas líneas, tengo dos opciones: Retirada o continuar descalzo, tomar la pastilla azul o la pastilla roja, como en The Matrix. Obligado por las circunstancias, opto por hacerle mi particular homenaje a Bikila mientras paradójicamente disfruto de los mejores momentos desde que había tomado la salida. Cruzo la meta en 2:00:19, un tiempo para olvidar, veinte minutos más que el que logré hace dos años en esta misma prueba, pero vistas las circunstancias, eso quedaba en un discreto segundo plano, tal y como rezaba el acertado eslogan de la carrera este año: "La meta se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado; un esfuerzo total es una victoria completa".

Nos vemos corriendo. 

lunes, 3 de abril de 2017

III Carrera por Montaña "El Calvario de La Zarza"

Justo una semana después de la prueba disputada en Arroyomolinos de Montánchez tocaba poner rumbo al corazón de la provincia de Badajoz, a la localidad de La Zarza, para afrontar la III Edición del Trail El Calvario, que, en esta ocasión, tendría la modalidad de contrarreloj. Nuevamente fui acompañado por Ariel, y, tras un par de despistes al volante, logramos llegar a la entrega de dorsales con apenas diez minutos de margen para recoger los mismos, cambiarnos, y hacer un ligero calentamiento por los aledaños de la salida. La salida del primer corredor estaba prevista a las 10:00 horas, Ariel saldría a las 10:02 y mi turno llegaría a las 10:24.
Así que, entre saludos, calentamiento y demás, llega el momento en el que nos llaman a la cámara de salida, cuenta regresiva y a correr. Ha sido la primera vez que disputaba una prueba contrarreloj, por lo que todo resultaba un poco novedoso: El hecho de no salir en grupo, no tener referencias del todo válidas...Tras los primeros doscientos metros en llano, las primeras cuestas no se hacen esperar, y toca acortar zancada aún en las calles de La Zarza: La cosa prometía, y las piernas no estaban para muchos excesos tras la carrera de la Sierra de Montánchez y con solo un par de entrenos suaves durante la semana. Tras una cuesta abajo bastante pronunciada, cruzamos la carretera y afrontamos las primeras rampas serias, las que nos llevarían a la cota de Cerro Gordo, apenas sobrepasado el primer kilómetro, las cuales enlazarían con la subida al Pozo Airón, de bastante más dureza, momento en el que me veo sobrepasado por Carlos Caro, corredor del Comesuelas, que va como una moto.
Salida. Foto: Emilio Vicioso
A partir de ahí, un descenso bastante bonito entre olivares y monte bajo en el que se podía correr a buen ritmo, y que me permitió dar alcance a varios corredores que habían salido antes que yo. Tras el descenso, giro a la izquierda para afrontar el ascenso a La Calderita, en este punto podría decirse que la carrera empezaba "de verdad", hasta ahora había sido un aperitivo. Un sendero espectacular nos conduce a la parte más alta de la sierra, corono junto a Rafa Bernal, del Comesuelas, y justo detrás llega Víctor Rodríguez, a la postre, ganador de la prueba (me había tocado salir con todos los miuras detrás). Tras unos metros cresteando por la parte más alta de la sierra, iniciamos un descenso vertiginoso, aprovecho para "chupar rueda" y bajo pegado a Bernal y a un corredor del Mérida Trail, pues Víctor nos ha pasado a los tres y lleva un ritmo imposible de seguir. Al final del descenso damos alcance a un grupo de cinco corredores y llegamos al primer avituallamiento, en el kilómetro 5,4. El siguiente tramo de la carrera fue el que menos me gustó, algo más de kilómetro y medio de "falso llano", de esos que a mí particularmente me rompen el ritmo y me acaban pasando factura (ya me pasó en La Parra). Tras superar esa parte tocaba enfrentarse a la subida más exigente del día, la del Puerto de Las Hoyas.
Algo más de medio kilómetro con una pendiente del 33%, solo apto para paladares "exquisitos". Tocaba poner las manos en las rodillas, mirar al suelo y confiar en que la tortura no durase demasiado. Este ascenso me recordó muchísimo a la subida al Camorro, de Castañar de Ibor. Una vez alcanzo la cima, me giro unos segundos para contemplar las espectaculares vistas del embalse y el Castillo de Alange. A partir de ahí el descenso es vertiginoso, aunque muy peligroso; a diferencia de los senderos duros y compactos, este era de los de tierra y roca suelta, así que, tras varios amagos de "salida de pista", echo el freno de mano y empiezo a tomarme la carrera con relativa calma a partir de ese punto. Justo antes del kilómetro 8,5 está situado el segundo avituallamiento, otra breve parada y a seguir. A la altura del cartel que indicaba el kilómetro 10 veo a Ariel afrontando las rampas del Cerro Busca, que a esas alturas de carrera parecían más duras de lo que probablemente sean.
Le animo, hacemos un par de kilómetros juntos, estaría bien poder entrar juntos en meta, pero al iniciar la última subida del día, la de los Pinos de Cerro Gordo, me dice que tire, que va muerto, así que decido apretar un poco en ese último tramo de carrera, al igual que me ocurriera la semana anterior en Arroyomolinos de Montánchez, me encuentro bien, y voy a terminar con mejores sensaciones de las que imaginaba hacía no mucho tiempo. Así que en ese último kilómetro y medio logro alcanzar a tres corredores más antes de llegar de nuevo a La Zarza, un poco de callejeo, escucho nuevamente la voz de la speaker, y veo el arco de meta...tan lejos hacía un rato...tan cerca en este momento...Objetivo cumplido: Volví a correr sin cronómetro, solamente por sensaciones, con la idea de ir nuevamente terminando carreras y teniendo continuidad tras unos meses bastante duros en cuanto a lesiones que han provocado que me haya perdido varias carreras que tenía marcadas en el calendario. 

Misión cumplida. Foto: Emilio Vicioso
En cuanto a la carrera, me ha parecido espectacular; un diez para la organización, muchos voluntarios, recorrido muy bien señalizado, avituallamientos completos...Tiene un mérito increíble organizar una prueba así en una zona donde las cotas más altas apenas superan los 500 metros de altitud. Recorrido muy completo, con subidas duras, zonas técnicas, mucha piedra, mucha roca suelta y alguna zona de llaneo para los "velocistas" (a mí son las que menos me gustan...). Muy contento de haber participado en esta prueba a la que, sin duda, volveré en próximas ocasiones, y espero hacerlo en un estado de forma que me permita conseguir objetivos algo más ambiciosos.

Datos de la carrera:
Distancia: 14,3 kilómetros
Desnivel acumulado: 1.364 metros
Pendiente media: 9,4%
Pendiente máxima: 33%
Tiempo empleado: 1:52:28

Gracias a la organización y a l@s voluntari@s por un trabajo estupendo, y, por supuesto, a l@s fotógraf@s que me han "prestado" las fotos que ilustran la crónica de este modesto corredor.

Nos vemos corriendo.

miércoles, 29 de marzo de 2017

III Carrera de Montaña Sierra de Montánchez

Una año más, avanzado el mes de marzo, llegaba fiel a su cita con el Calendario de Carreras por Montaña de Extremadura la tercera edición de la Carrera Sierra de Montánchez y Tamuja, una prueba que ha ido consolidándose en el calendario y que ya es una de las fijas del circuito FEXME. Este año la principal novedad ha sido la posibilidad de elegir entre dos distancias; una prueba de 30 kilómetros que inauguraba el Circuito Trail y una de 15 kilómetros perteneciente a la Liga Extremeña de Carreras por Montaña. Tras disputar las dos primeras ediciones, este año tampoco quise faltar a la cita e hice acto de presencia en Arroyomolinos de Montánchez para disputar la prueba corta. 
El pronóstico meteorológico no era nada halagüeño, todo hacía indicar que la lluvia sería una protagonista más durante la prueba, algo que no me preocupaba en exceso, pues tras vivir un auténtico diluvio en la edición de 2016, mucha agua tendría que caer para que la cosa llegase a mayores. La salida de la carrera tuvo lugar con cierto retraso, algo poco habitual en las pruebas que organiza la FEXME, que se caracterizan por una exquisita puntualidad. Algo después de las diez de la mañana y tras la habitual cuenta atrás coreada por todos los participantes suena el bocinazo y a correr. Como es mi costumbre salgo desde la parte más atrasada del pelotón para, poco a poco, y durante el tramo urbano por las calles de Arroyomolinos, ir ganando posiciones. Una vez que abandonamos el pueblo aprovecho los metros que discurren sobre un camino bastante ancho para avivar el ritmo y adelantar a corredores que más tarde iba a ser complicado superar cuando el sendero se estrechase.
Salida. Foto: Sandra
A partir del kilómetro 2 la carrera se endurece, empiezan las primeras rampas de importancia, se ven los primeros corredores andando, y aprovecho para ganar alguna posición más, pues aún puedo permitirme correr. Esta primera parte de la carrera discurre por lo que en las dos ediciones anteriores fue la parte final, y la zona de lanchas volvió a hacer de las suyas, pues la lluvia las había convertido en una auténtica pista de patinaje que hizo que más de uno probase el suelo. Decidí correr sin cronómetro, sin gps, simplemente correr por sensaciones, y estas eran realmente buenas hasta ese momento, así que casi sin darnos cuenta nos plantamos en el primer avituallamiento, breve parada y a seguir. Tras superar un pequeño repecho, ya estábamos cerca de Montánchez, y tras un precioso descenso por un sendero sin apenas dificultad entramos en el casco urbano de Montánchez, donde cambiamos el barro y la hierba por el cemento y volvemos a andar, pues el tramo de "callejeo" es realmente exigente. Tras una breve incursión por la parte más alta del pueblo salimos del mismo para volver al encuentro de los senderos. Durante la subida me había enganchado a un grupo con un ritmo bastante vivo que, a la postre, iban a ser mis compañeros de "aventuras" durante el resto de la carrera. Somos cinco en total, 3 chicos y dos chicas, las cuales en ese momento eran la 2ª y 3ª clasificadas.
Senda de Los Molinos. Foto: Sandra
Un rato después de abandonar Montánchez empiezo a preocuparme, pues hace ya unos minutos que no veo ninguna baliza, hecho que le comento al corredor que me precede, que me responde que no me preocupe, que conoce el recorrido y vamos bien. No me convence su respuesta en absoluto, algo me dice que vamos mal, pero el grupo va decidido afrontando la última rampa y a nadie parece preocuparle la situación. En estas una de las chicas se gira y dice que vamos mal, que su gps le marca el kilómetro 11,2 y el avituallamiento estaba poco después del kilómetro 10, avituallamiento que, obviamente, no habíamos pasado. Paramos unos segundos, hablamos, sopesamos si es mejor volver a Montánchez o iniciar la bajada siguiendo el erróneo itinerario que habíamos seguido hasta ese momento, y finalmente decidimos continuar. Tras recorrer varios cientos de metros seguimos sin ver balizas, ni corredores, ni miembros de la organización, pero tras varios giros el sendero nos lleva a un cruce de caminos, justo al molino situado antes de la subida a La Vaqueriza, que este año no se subía.
Foto: Sandra
Vemos a varios corredores que bajan por un sendero a nuestra izquierda para iniciar la bajada final, dejando a la derecha la garganta de Los Molinos. Una de las compañeras se pone nerviosa, sabedora de que su pódium está en peligro, si no perdido ya, y empieza un descenso vertiginoso, así que aprovecho para seguirla, pisar donde pisa, girar donde gira, hacer de "chuparueda", por usar el argot ciclista, y, de esta forma, dejamos atrás al resto del grupo mientras nos quitamos de encima a varios corredores más. En este último tramo de la carrera me encuentro realmente bien, aprovechando que bajo mucho mejor que subo gano varias posiciones más antes de volver al casco urbano de Arroyomolinos, y empiezo a ser consciente de que hubiese acabado con un sabor de boca aún mejor de no ser por el kilómetro extra que habíamos recorrido debido al error que provocó que nos saliéramos del itinerario marcado. De todas formas, acabé con muy buenas sensaciones, con un tiempo de 1:42:44, con un botín de 32 puntos de cara a la clasificación general de la Liga FEXME, y, lo que es más importante, sin ninguna molestia tras varios meses de penurias físicas, y con la sensación de que hay margen de mejora. 

Concluyendo, por tercer año consecutivo ha sido un lujo poder formar parte de esta prueba que, como dije tras su primera edición, acabará siendo una de las carreras de referencia del circuito FEXME. Un gran trabajo de la organización en los meses previos limpiando el monte, diseñando el recorrido y organizando quedadas previas para conocer el itinerario de la prueba. Y por supuesto, no me olvido de l@s fotógraf@s ni de l@s voluntari@s, quienes tuvieron que aguantar estoicamente un día bastante desapacible para que todos disfrutásemos de nuestra pasión. 

Nos vemos corriendo.

martes, 24 de enero de 2017

II Trail Sierra María Andrés, La Parra. Vover a empezar.

Domingo. 8:00 h. de la mañana. Apenas 1ºC de temperatura marcaba el termómetro del coche cuando emprendimos viaje hacia la localidad pacense de La Parra.  No hacía falta consultar el termómetro, bastaba con mirar por la ventanilla y contemplar la dehesa extremeña totalmente helada. Más allá del llano, la Sierra de María Andrés, que presta su nombre al Trail de La Parra, que con mucho esfuerzo apenas supera los 600 metros de altitud. ¿Se puede celebrar una carrera de montaña cuando hablamos de esas altitudes tan "modestas"? Claro que se puede, en Extremadura tenemos varios ejemplos, y La Parra es uno de ellos. Llegamos temprano, con bastante margen, como es habitual, con tiempo suficiente para tomar un café, charlar con los amigos y conocidos, recoger los dorsales, y cumplir con la liturgia habitual en los momentos previos a la salida de cada carrera.
Perfil del Trail Corto
Tras las fotos de rigor, caliento un poco mientras charlo con mi amigo Abel Matamoros, al que hacía muchísimo que no veía, y comentamos nuestros respectivos estados de forma (el suyo mucho mejor que el mío, como posteriormente reflejaría la clasificación). Llegaba a esta prueba tras un parón de mes y medio a causa de un esguince, un proceso gripal, y los clásicos excesos navideños, con apenas seis entrenos y 40 kilómetros acumulados en el último mes; con esos mimbres tendríamos que hacer el cesto.
Por tanto, el objetivo estaba más que claro: simplemente terminar. A las 10:00 h., con la habitual puntualidad de las carreras FEXME, suena el bocinazo y a correr. Una vez superados los momentos de euforia iniciales tras la salida, me recuerdo a mí mismo mi estado físico, así que corro con el freno de mano echado para no cometer excesos que pudiera pagar más adelante.
Sección de trail del Club Atletismo Badajoz
Tras los primeros metros por el casco urbano de La Parra nos adentramos en plena dehesa para seguir llaneando hasta el  kilómetro 4, punto en el cuál la carrera da un brusco cambio y toca acortar zancada y caminar para afrontar la primera y más dura subida del día. Una vez coronado este primer repecho, afrontamos una bajada progresiva, sin apenas dificultad y que durante varios kilómetros permitía correr a buen ritmo. En ese momento es cuando más noté mi bajo estado de forma, pues a pesar de intentar acelerar y ganar algún puesto en zonas prácticamente llanas, resultó del todo imposible. La segunda subida era mucho más progresiva y asequible, pudiendo realizarse corriendo en su totalidad. Una vez salvado el segundo escollo del día llegó la sorpresa: Bajada muy repentina debido al desnivel y al estado del terreno, completamente helado en algunas zonas, pues corríamos por la parte umbría de la sierra.
Con Ariel, Guille, Alberto y Abel
 Visto lo visto, tocaba tirar de prudencia, y a pesar de que mi tobillo vuelve a estar en perfectas condiciones, no era cuestión de tentar a la suerte, así que me repetía una y otra vez como un mantra que lo importante era acabar, y acabar sano. Superada la peligrosa bajada tocaba encarar los últimos kilómetros en los que aún quedaba algún repecho de poca importancia pero que, debido a mi estado físico, me costó superar más de lo que hubiera deseado. Un discreto tiempo final de 1:38:55 y la satisfacción de volver a ponerme un dorsal y cruzar una línea de meta fue lo más positivo en lo personal. En lo colectivo, muy contento porque la sección de trail del Club Atletismo Badajoz echó a andar de manera oficial en una prueba federada y porque mi compañero de club Floren Encinas acabó tercero de la general. Sin duda un gran comienzo, y esto solo es el principio, lo mejor está por llegar.

Nos vemos corriendo.