miércoles, 3 de diciembre de 2014

V Subida a Campanarios

La temporada de Carreras de Montaña en Extremadura está a punto de finalizar y lo hará de manera exitosa pues, poco a poco, son cada vez más l@s aficionad@s que se animan a tomar parte en las pruebas organizadas por la FEXME, que ven como el número de participantes va aumentando en cada edición. El pasado domingo 30 de noviembre tuvo lugar una de esas carreras que, temporada tras temporada, y gracias al excelente trabajo de sus organizadores, se ha convertido en cita obligada entre los amantes del trail: La Subida a Campanarios, que este año cumplía su quinta edición.
Perfil de la carrera
El año pasado finalmente no pude disputarla, así que en esta ocasión tenía la fecha del último fin de semana de noviembre marcada en el calendario desde hacía meses. La salida estaba prevista a las 11:00 h. de la mañana, así que a las 7:40 h. poníamos rumbo hacia Casas del Monte, en esta ocasión compartiendo expedición con la amiga Lourdes de la AACB, compañera habitual de entrenamientos y que había elegido esta carrera para "tomar la alternativa" en las carreras de montaña. Tras algo más de dos horas de viaje y acompañados durante bastante rato por una espesa niebla llegamos a Casas del Monte tan pendientes del cielo como de la carretera, pues la posibilidad de lluvia durante la carrera aún no estaba descartada. Tras la liturgia habitual de recogida de dorsales, cambio de ropa, fotos y visitas de rigor al WC nos dirigimos a la zona de salida, situada en la Plaza de los Morales.
Calentamos con un pequeño grupo de corredores entre los que se encuentra Rafael Bernal, del Trail Comesuelas, que ya había disputado esta carrera y nos avisa de la dureza del recorrido y del "final trampa" de la misma, pues la llegada al pueblo pica hacia arriba y pasa factura al final, algo que pude comprobar poco después.
Salida
Una vez realizado el control de dorsales nos dirigimos al arco de salida mientras la organización insiste a través de la megafonía en la necesidad de extremar las precauciones durante todo el recorrido, ya que las lluvias caídas durante los últimos días y la cantidad de agua que llevaban los arroyos que cruzaríamos iban a dificultar bastante el desarrollo de la carrera. Poco después de las 11:00 h. tomamos la salida un@s 160 corredor@s, y me sorprende que el ritmo es bastante vivo ya desde el inicio, el personal tenía ganas de marcha. Tras un breve tramo llano callejeando por el pueblo en el km.1,5 giramos a la izquierda y cambiamos el empedrado de las calles de Casas del Monte por una pista forestal y empezamos a subir. A partir de ahí, no hay tregua. Un poco más adelante, casi a la altura de la señal del km.2 piso una roca mojada y caigo sobre el costado izquierdo golpeándome la rodilla, la cara externa del muslo y la mano izquierda. Ha sido solo un susto de modo que continúo pero siendo aún más consciente de lo peligrosa que iba a resultar la carrera, pues el recorrido era una auténtica pista de patinaje. Mis pensamientos se ven corroborados por una tablilla en la que se puede leer "Zona Peligrosa", una de las indicaciones que la organización había dispuesto en las zonas con un mayor riesgo de caídas. Atravesamos una zona de piedras sueltas y siento un cosquilleo en mi pierna izquierda, me toco creyendo que se trata de algún insecto y me doy cuenta de que me he llenado la mano de sangre, me miro la pierna izquierda y veo que voy hecho un cristo, muy aparatoso, mucha sangre, pero no siento ninguna molestia, así que me olvido de las heridas, me centro en ver por donde piso y a seguir ascendiendo, ¡¡no hay dolor!!.
Paso por el Arroyo de las Gorroneras
Fotografía cedida por Ana
En el km.5 hay otra tablilla marcando una nueva zona peligrosa, y esta es peligrosa pero de verdad, durante un kilómetro hay que atravesar varios arroyos y zonas de roca mojada mientras salvamos un desnivel positivo de 150 metros. A esas alturas de carrera somos varios los que hemos sufrido alguna caída y ya se han producido varios abandonos, así que con mucha prudencia y sin dejar de mirar por donde piso, lo cuál es un gran esfuerzo, pues las vistas y el paisaje son espectaculares, dejamos atrás Malpaso y nos dirigimos hacia Piedras Labradas, lugar donde está ubicado el segundo avituallamiento y punto más alto del recorrido, por encima de los 1.000 m. de altitud. Paro unos segundos para tomarme un gel y un vaso de agua y en ese momento soy consciente de lo acertado de mi decisión de correr con manga larga, pues el viento va a soplar en contra durante todo el descenso. Tras reanudar la marcha durante medio kilómetro campo a través iniciamos un descenso vertiginoso que se prolongará hasta el kilómetro 9, y durante ese tramo hago el recorrido yo solo, pues la corredora del Solorunners de Ávila con la que había hecho prácticamente toda la subida hasta Piedras Labradas se marca un descenso que hubiese firmado el mismísimo Kilian Jornet, dejando atrás a varios corredores a un ritmo frenético. Esta parte la hice con bastante prudencia, y más después de haber probado el suelo; se trata de una parte muy técnica, con mucho desnivel y roca suelta, pero incluso las zonas de pradera aparentemente menos peligrosas se habían convertido en auténticas trampas debido a la lluvia.
En pleno descenso.
Fotografía cedida por Diego
Una vez superada la zona más conflictiva y viendo que voy bastante fresco empiezo a soltarme y a acelerar y durante el último tramo de roca suelta antes de llegar a la pista de Jarilla supero a varios corredores, un grupo de 3 que me habían alcanzado subiendo y unos cuantos más a los que no había visto durante toda la carrera.  Ya en la pista de Jarilla voy a tope y llevo el mismo ritmo que podría llevar en cualquier prueba llana, mientras sigo dejando atrás a corredores durante algo más de un kilómetro. Justo al entrar en la pista de Casas del Monte doy alcance a la corredora del Solorunners y juntos afrontamos los últimos 2 kilómetros. Me comenta que va mal porque tiene ampollas en los pies y yo también me veo obligado a moderar el ritmo, pues al volver a correr sobre llano noto los cuadriceps muy cargados como consecuencia de la última bajada y, ahora sí, un dolor en la pierna izquierda a consecuencia de la caída, así que la última subida antes de llegar al pueblo, la de Los Cobachos, la hacemos andando y en ese momento recuerdo lo que nos comentaba Rafael Bernal en la salida, ese "final trampa" al que él se refería. Una vez superado este último escollo vuelvo a correr, apenas nos quedan 300 m., entrada en el pueblo y llegada de nuevo a la Plaza de los Morales entre aplausos y con un tiempo final de 1:38:41, tras 15 kilómetros de auténtico disfrute por unos parajes dignos de un cuento de hadas. A continuación espero a la llegada de Lourdes, a la que no he visto durante toda la carrera, y una vez que hace su entrada en meta nos dirigimos al albergue para ducharnos y volver a la entrega de premios y disfrutar del concurso de tortillas que cada año pone el broche final a esta preciosa pero exigente carrera de montaña y a la programación del Otoño Mágico del Ambroz.
Concurso de tortillas
Luego llegó la anécdota final, y es que "me tocó" junto a otros dos corredores ser jurado del concurso de tortillas, con lo cuál, tras el esfuerzo de la carrera tuve que "hacer el esfuerzo de degustar 13 tortillas" a cuál de ellas más ricas y bien presentadas. Y con ese buen sabor de boca (nunca mejor dicho) regresamos a Badajoz tras un día memorable y con el firme propósito de volver el año próximo. En definitiva, un recorrido fantástico, con durísimos tramos de subida, bajadas vertiginosas, trochas, zonas de roca suelta, cruces de arroyos y  pocos tramos de pista, todo ello enclavado en un entorno natural incomparable.

Me gustaría felicitar a la  FEXME por la buena organización de la carrera y por fomentar la participación de los más jóvenes y mantener la categoría inclusiva, logrando que tod@s puedan disfrutar del deporte en plena naturaleza. También espectacular el trabajo de la Dinamización Deportiva del Valle del Ambroz y la labor de los voluntarios, sencillamente de 10, la señalización perfecta en todo momento, y el trato a los corredores excelente.  Por último, agradecer el apoyo y la hospitalidad a la gente de Casas del Monte, que crean un ambiente increíble en la meta, animando y aplaudiendo la llegada de todos los corredores.  ¡¡Nos vemos el año próximo!!